Capitulo 3 - Escritos

Muchas personas se hacen famosas por las obras que escribieron y las investigaciones que realizaron. Sin embargo, la mayoría de estos pensadores o investigadores no se quedan conformes con lo que han descubierto, ellos saben que sólo han visto la punta del gran iceberg que se esconde bajo el agua.

30 de Junio de 1966.
En el Hospital Central de Las Vegas un hombre entra con su mujer en brazos. Ésta estaba a punto de dar a luz.
_ Dígame su nombre señora. _ le pidió una enfermera cuando la colocaban en una camilla.
_ Ella es Carol Higgins y mi nombre es Jeremy Perkins. _ contestó el esposo al ver que su mujer estaba muy dolorida para hacerlo.
Luego de varios minutos de espera, Jeremy se encontraba en la sala de espera. Estaba muy nervioso, nadie le decía lo que ocurría, ni siquiera lo habían dejado entrar a presenciar el parto. Sin embargo, el doctor salió de la sala de maternidad y le dijo:
_ Está todo bien señor Perkins. Es un niño.
Las lágrimas comenzaron a surgir de los ojos del hombre. Caminó unos pasos hacia la puerta donde se encontraba el doctor pero éste lo detuvo.
_ No puede entrar aquí. Tratamos de que esta sala esté totalmente esterilizada. Vaya a la habitación 140 que ya llevaremos a Carol.
Después de treinta minutos le llevaron al matrimonio Perkins su bebé: Jonas. Habían decidido llamarlo como su abuelo paterno, desaparecido hacía ya un año. Ambos lo miraban estupefactos, no podían creer que por fin lo tenían en sus brazos. El sonido del teléfono de la habitación los “despertó” de aquella contemplación.
_ Di… diga. _ dijo mientras se colocaba el teléfono en su rostro.
_ ¿Jeremy Perkins? _ preguntó una voz desconocida para el hombre.
_ Así es. ¿Quién habla?
_ Sólo dígame una cosa. ¿Es cierto que ha nacido su hijo? _ preguntó el extraño sin contestar a la pregunta de Jeremy.
_ ¿Quién ha…?
_ ¡Sólo conteste la pregunta! _ el hombre se había impacientado.
_ Sí, la contestaré. Es cierto, nació Jonas…
La llamada se cortó repentinamente. Jeremy no entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Al ver el rostro de su esposo Carol preguntó qué ocurría. Jeremy le explicó lo que había sucedido y finalmente dijo:
_ Creo que este llamado tiene que ver con la desaparición de mi padre. Todo está relacionado. He averiguado algunos datos que me dan la certeza de que no son dos hechos aislados. Vámonos.
_ ¿A dónde? Quien sea que haya llamado debe saber dónde vivimos, de lo contrario nunca hubiera sabido que salíamos para el Hospital.
_ No te preocupes, ya se me ocurrirá algo. ¡Vamos, antes de que sea demasiado tarde!
Ambos se subieron al auto con el bebé luego de haber esquivado a todos los empleados del hospital. Jeremy manejó por un largo rato hasta llegar a las afueras de Las Vegas. Varias mansiones se alzaban frente a ellos. El auto se detuvo frente a una de ellas.
_ Aquí vive la única persona que puede ayudarnos. Su nombre es Mathew Hodges, un colega y único amigo de mi padre. Él me está ayudando en la búsqueda. Es psicólogo y como verás le va muy bien.
El sedan azul avanzó cuando las rejas se abrieron. El matrimonio pasó por debajo de un cartel sobre la verja que rezaba: "La lucha justa te vuelve valioso, la muerte en la lucha te vuelve eterno."

12 de Marzo de 1990.
Jonas volvió a la casa de su padre adoptivo luego de un largo día de trabajo. Hacía poco tiempo que se había recibido de psicólogo pero tenía mucho éxito con sus pacientes. Además, tener como padre a Mathew Hodges lo había ayudado mucho. Todos esperaban de él cosas como su padre, el gran psicólogo autor de la famosa obra: "La mente humana, evolución en movimiento". Luego del accidente donde sus padres habían muerto, Mathew adoptó al pequeño Jonas. Éste tenía catorce años cuando todo sucedió. Desde el día en que sus padres habían escapado del hospital vivía en la casa del generoso psicólogo. Jonas, por recomendación de su padre había decidido cambiar su apellido a Hodges, ya que Mathew sospechaba que el incendio del sedan no había sido accidental, aunque la policía decía lo contrario. Jonas estacionó el viejo sedan refaccionado de sus padres en el garaje, luego abrió la puerta de su casa y se dio cuenta que su padre tenía visitas, pero el muchacho no estaba de humor para saludar a nadie. Por eso trató de evitar el living y hacer el menor ruido posible. Sin embargo su padre ya había escuchado el fuerte ruido del caño de escape del sedan.
_ Jonas, ven por favor. Quiero tu opinión sobre esto. _ lo llamó su padre cuando este estaba por cruzar el pasillo que daba al living.
Cuando el joven entró en la habitación vio a un hombre de unos 50 años sentado en uno de los sillones. El señor se levantó y extendió la mano mientras se presentaba.
_ Mi nombre es Ivan Turgénev. Soy licenciado en genética y he escrito un libro hace muy poco tiempo que ha hecho que me expulsen de varios trabajos y que mis colegas me cierren sus puertas en mi cara. Sin embargo su padre no lo ha hecho. Sin conocerme me ha invitado a debatir el tema. Creo que "La mente humana, evolución en movimiento" está relacionado directamente con mi libro.
Jonas había leído ya muchas veces el libro de Mathew. Era un best seller que sólo hablaba de hipótesis, nada demostrable hasta el momento. Explicaba cómo el cerebro podía ser capaz de regenerar el tejido de la piel en pocos segundos, mover cosas sin fuerza física, volar, leer pensamientos, y muchas cosas más. Ya muchos autores habían escrito sobre aquello, pero lo de su padre era diferente. El creía que aquellas "cualidades" se debían a los sentimientos, sueños y creencias de las personas. Por lo tanto no podían poseer varias "características", sólo una, como una huella digital. Además contaba que aquellas actividades sobrehumanas eran manejadas por la endorfina, hormona directamente relacionada con los sentimientos.
El licenciado Turgénev seguía con la mano en dirección a Jonas, esperando que éste le devuelva el saludo.